Londres, 25 may (Prensa Latina) El Reino Unido registró hoy 121 muertes por Covid-19, para un acumulado de 36 mil 914 decesos desde que comenzó la pandemia, mientras que los casos positivos ascienden a 261 mil 184, tras detectarse mil 625 nuevos contagios.
La cifra de fallecidos reportada este lunes por el Departamento de Salud y Atención Social representa la más baja para una jornada en los últimos dos meses, pero podría no ser exacta, debido a que los fines de semana suelen ocurrir cuellos de botella en la compilación de las defunciones hospitalarias.
Pese a cualquier eventual fluctuación, la curva de infección muestra una sostenida tendencia al descenso desde hace varias semanas, lo que llevó al gobierno conservador liderado por el primer ministro Boris Johnson a iniciar el levantamiento gradual del confinamiento vigente desde el 23 de marzo pasado.
Desde hace varios días, por ejemplo, la población de Inglaterra puede salir de su casa a tomar el sol y pasear, aunque no están permitidas las visitas a otros familiares y amigos, mientras se estimula el regreso al trabajo de quienes no pueden hacerlo desde el hogar.
Johnson también pretende reabrir las escuelas y algunos comercios a partir del 1 de junio, y hacer lo mismo con bares, restaurantes y otros lugares de ocio desde el 4 de julio, aunque la mayoría de los sindicatos docentes y los padres creen que aún es demasiado temprano para reanudar las clases.
La hoja de ruta para la desescalada es rechazada también por los gobiernos semiautónomos de Gales, Escocia e Irlanda del Norte, cuyos líderes optaron por diseñar sus propios planes para levantar la cuarentena.
La estrategia del Primer Ministro también se vio opacada en las últimas horas por la polémica que desató su principal asesor, Dominic Cummings, quien violó la cuarentena, al viajar más de 400 kilómetros con su esposa contagiada con la Covid-19.
Amparado en el apoyo que le dio ayer Johnson, el consejero no solo se negó este lunes a disculparse con los británicos por su proceder, sino que descartó renunciar al cargo, como le exige la oposición, una veintena de parlamentarios conservadores y una gran parte de la población.